La vida no es justa ¿Qué hacer cuando te abruma el sentimiento de injusticia?
- Angela Carrasco
- 3 oct 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 3 oct 2024
Últimamente me he encontrado en muchas situaciones, con distintas personas, donde la conversación termina con un suspirado y resignado “la vida no es justa”.

Más de alguna vez cuando pequeña le dije a mi madre ¡no es justo, yo tengo que hacer todo!, ¡que injusto, siempre me mandas a mí y no a mi hermano! ¡que injusto, estudié mucho para este examen y me fue mal! Desde pequeños, crecemos con una noción idealizada de justicia, donde el bien es recompensado y el mal castigado, donde todos tenemos solo lo que merecemos según nuestras acciones, que hay igualdad de oportunidades para todos. Sin embargo, a medida que crecemos, comenzamos a ver que las circunstancias de nuestra vida nos parecen injustas, que no merecemos estar sufriendo y comprendemos que la vida no nos trata a todos por igual.
Nos enfrentamos a situaciones donde el esfuerzo no siempre conduce al éxito, donde el dolor aparece sin razón aparente y donde algunos reciben más oportunidades que otros sin mérito claro. Ser conscientes de esta falta de equidad nos puede generar grandes frustraciones y enojo, nos puede incluso desmotivar para seguir perseverando en aquello que queremos y que a veces parece tan lejano.
La vida no es justa, y aceptar esta realidad puede ser un desafío profundo y al mismo tiempo, liberador.
Crecer en conciencia, es comprender que la vida no es lineal, por lo tanto, los mecanismos castigo-recompensa, no siempre aplican en la realidad, la vida no sigue un esquema de justicia imparcial y esto, nos enseña a desapegarnos de la idea de que merecemos algo simplemente por cumplir con ciertos estándares.
La vida es caótica, impredecible y, a veces, abrumadoramente difícil. Aquello que se quiere manifestar no siempre se da de la manera que se imagina por más que se siga los pasos correctos para pedir al universo y no necesariamente por profesar alguna fe, dios nos recompensará de manera inmediata con las bendiciones prometidas. Crecer en conciencia es reconocer que detrás de cada situación que interpretamos como injusta, se esconde una oportunidad para aprender lecciones valiosas, para redirigir la energía y esfuerzos hacia aquello que anhelamos y que impactará de manera positiva nuestras vidas, para cuestionar si de verdad queremos eso por lo que estamos luchando y sobre todo, es un buen momento para agradecer lo que si se tiene y desde ahí, reconstruir la identidad como persona valorando las oportunidades y caminos que si se han abierto y evaluar para que está ocurriendo esta situación injusta o porque la vida te está negando, en un momento dado, eso que deseas con tanto fervor.
En el duro proceso de aceptar que la vida es injusta y con ello encontrar paz y no resentimiento, es redirigir la energía de ira e injusticia, hacia acciones con nos puedan acercar hacia un punto de aceptación de la realidad actual y tomar acciones que te muevan a dar un paso a la vez hacia ese estado deseada. De cierta manera, permanecer de pie y avanzar pese a las dificultades y desafíos que consideramos que no merecemos.
Aceptar que la vida no es justa no significa resignarse al sufrimiento ni dejar de luchar por la justicia o por lograr aquello que queremos. Es más bien, un llamado a construir nuestro propio sentido de justicia interna, a actuar con integridad incluso cuando el mundo no lo hace. Al final, es nuestra respuesta ante las injusticias lo que define quiénes somos, no las circunstancias que nos tocan vivir.
La vida nos sorprende cada día con situaciones que no podemos controlar, que se escapan de nuestras manos y que muchas veces nos tocan solo aceptar con resiliencia, compasión y humildad, adaptándonos a las circunstancias que se nos presentan, logrando salir adelante, pese a los obstáculos que se puedan interponer.
Cómo podemos aceptar lo que nos parece injusto
Identifica la situación
Tener claridad de exactamente qué es lo que nos parece injusto es importante para poder avanzar y liberarnos de las ataduras del resentimiento hacia la vida. Aclarar en tu cabeza y en tu corazón que es lo injusto de la situación, esto puede implicar acciones, pensamientos y sentimientos.
Acepta responsabilidades
Hay situaciones que son nuestra responsabilidad y consecuencia de nuestras propias acciones, creencias u omisiones. También hay situaciones que simplemente no están en nuestro control. Tener claridad de ambas realidades es un paso crucial, ya que aquello que no podemos controlar, debemos aceptarlo, y aquello que es consecuencia de nuestros actos, debemos decidir si estamos dispuesto a cambiarlo para obtener resultados diferentes o si no estamos dispuestos a hacer el esfuerzo y simplemente debemos encontrar conformidad en la realidad que se nos presenta. Ambas opciones están bien.
Tomar acción
Nos puede parecer que es injusto que la vida favorezca a algunas personas por sobre otras, que mientras algunos disfrutan, otros deben enfocar su energía en sanar algún trauma o están atravesando por alguna dificultad de gran magnitud que luego los hace sentir estancados en la vida. Crecer en conciencia implica aceptar el momento vital por el cual estamos atravesando y eso a veces puede ser solo esperar que pase la tormenta, otros momentos son de siembra y nos enfocamos en hacer diariamente pequeños cambios que no acerquen al estado deseado, otros momentos son de cosechar los frutos del esfuerzo y sentir la satisfacción de alcanzar el objetivo trazado.
Sea lo que sea que gatilla el sentimiento de injusticia para nosotros, es un buen momento para dedicarse a reflexionar sobre esto que nos incomoda y evaluar cómo pese a la falta de equidad que podemos percibir, hemos logrado llegar lejos en la vida, contar con las bendiciones que si tenemos y enfocar nuestra energía en buscar formas para seguir abriéndonos puertas y caminos para que las cosas que soñamos, se nos cumplan.
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